El Cuerpo, agosto 2006



Obras de Luis Caballero (+), Antonia Matos(+), César Barrios, Marvin Olivares, Mariadolores, Max Leiva, Daniel Hernández-Salazar, Renato Osoy y Plinio Villagrán. Exhibición del 4 al 31 de agosto del 2006

Objetivo
Muestra de obras visuales que tienen como motivo principal el cuerpo humano. Desde Goya a Sorayama en pintura, o desde Miguel Ángel a Botero en escultura, numerosos creadores de cualquier disciplina artística han rendido culto al cuerpo humano en alguna de sus obras. Por este mismo motivo es una de las manifestaciones artísticas que con más fuerza irrumpen en la fotografía. La presente exhibición pretende abarcar algunas de las disciplinas más significativas, en las artes visuales, dibujo, pintura, grabado, fotografía y escultura.

Descripción
La muestra incluye un dibujo en sanguina del célebre autor colombiano Luis Caballero(+). Dos obras de Marvin Olivares, uno de los más prominentes dibujantes de su generación, sirve para complementar la visión de esta técnica. Luego, en pintura, dos reveladores lienzos al óleo de Antonia Matos(+), una de las más importantes exponentes de principios del siglo XX y luego dos piezas en acuarela de César Barrios, donde muestra el natural dominio de esta técnica. En fotografía encontramos a Daniel Hernández-Salazar y Renato Osoy, el primero con sus característicos desnudos masculinos y Renato con sus ya conocidas figuras femeninas. Dos esculturas en resina de Mariadolores, son una pequeña muestra del proceso introspectivo, a través de la figura y toda la compleja naturaleza humana. Dos piezas de Max Leiva muestran su exhaustiva capacidad de síntesis en la figura humana. Para finalizar las obras de Plinio Villagrán, integrante del colectivo La Torana quienes se han caracterizado por su interés en la expresividad del cuerpo, a manera de un “Nuevo humanismo”, en sus piezas fusiona el grabado, dibujo y pintura.

De los autores
Luis Caballero ganó en 1968 el Primer Premio de la Bienal de Arte de Coltejer. Gracias a este reconocimiento y con apenas veinticinco años se consagró como el pintor colombiano más prominente de su generación. Se le reconoce como sucesor de una tradición pictórica que liga con Alejandro Obregón y Fernando Botero. Enteramente ajeno a la influencia de ambos artistas, su pintura descendía en cambio, de modo bastante directo, de dos ingleses: el pintor pop Allen Jones y el pintor neo–figurativo Francis Bacon. El vínculo con Jones se denota en el gusto por los primeros planos de figuras, recortadas, organizadas en el espacio pictórico con pocos trazos, sintetizando sobre zonas cromáticas simples. La influencia de Jones no era tan evidente, si se toma en cuenta la gramática formal usada por Jones con gracia y desparpajo para mostrar fragmentos de cuerpos. Su relación con Bacon es más profunda y lo podemos descubrir mejor en un texto que Caballero hace en el año 1973: “Bacon fue para mí, hace diez años, un gran choque y una gran influencia. El choque fue el descubrimiento de la pintura como comunicación, más allá del juego estético, más allá del cuadro bien hecho y sin necesidad de explicaciones al margen o de notas críticas.
Quise entonces apoderarme de su lenguaje, y con su lenguaje me ví obligado a decir lo que él decía y no lo que yo sostenía… Yo pinté como Bacon porque vi y sentí a través de él; pero la visión, el sentimiento y el lenguaje eran suyos, no míos. El uno implicaba el otro y en el momento en que me sentí distinto tuve que empezar a inventar mi propia pintura.”

Es inevitable hablar de buenos dibujantes de figura sin pensar en Marvin Olivares. Perteneciente a una generación que emerge a mediados de la década de 1980, Olivares es poseedor de una destreza envidiable para dibujar el cuerpo, razón por la cual fue catedrático, en la Escuela Nacional de Artes Plástica, de está disciplina entre 1987 y 1991. También es conocido por sus ilustraciones en el diario Prensa Libre y por el célebre y ya desaparecido personaje caricaturesco “Señor Nariz de Zanahoria” que apareció en el mismo matutino.

Son muchas las historias alrededor de la persona de Antonia Matos y sus obras, esta autora pertenece a la generación del 20. Miembro de la primera promoción de la Escuela de Artes Plásticas, fundada en 1920 y obtuvo, por oposición, su puesto en la Academia de Bellas Artes de París, en donde ganó diversas preseas por sus trabajos. En Guatemala, estuvo ligada a dos maestros opuestos, Justo de Gandarias y Rafael Rodríguez Padilla. Falleció en Guatemala en 1994. Al pertenecer a una familia de la alta sociedad guatemalteca, fue duramente criticada en el medio por su trabajo artístico, el cual en su mayoría tenía como tema central el desnudo, razón por la cual decidió dejar la pintura durante muchos años. Increíblemente en el 2002, con motivo de una exhibición homenaje dedicada a esta artista, la Dirección General de Correos censuró el envío de las invitaciones, ya que estas se ilustraban con dos pinturas de desnudos, por considerarlas pornográficas.
No es el caso de César Barrios, quien con sus pinturas llenas de personajes de raíces étnicas guatemaltecas, ha logrado tomar un espacio importante en las artes plásticas de nuestro país. Poseedor de un dominio innato de la técnica en acuarela, Barrios explora las posibilidades que le ofrece el cuerpo femenino desnudo en sus más recientes trabajos.

Si hay una disciplina que a través de la historia ha explorado las posibilidades que le brinda el cuerpo, esa es la fotografía. Podría decirse que es este el medio que por excelencia ha proporcionado a las artes visuales, las imágenes más impactantes, reveladoras, crudas, sensuales y sublimes del cuerpo. Dos artistas que en nuestro medio nos han brindado la oportunidad de apreciar la fotografía, de desnudo artístico, son Daniel Hernández-Salazar y Renato Osoy. Hernández sorprendió el medio de las artes plásticas guatemaltecas con sus polémicas exhibiciones de desnudos masculinos a principios de los noventas. No es el caso de Osoy, quien se da a conocer a partir del evento Foto Jornada, éste se inclina más hacia el desnudo femenino. Hay que decir que no son estos los únicos temas que abarca el trabajo de estos dos fotógrafos, pero sí, son el medio donde han cosechado sus más significativos resultados.

El cuerpo ha sido, en los últimos tiempos, motivo e instrumento del que hacer artístico de Mariadolores Castellanos, quien es una de las máximas exponentes del arte guatemalteco. Su arte, introspectivo e intimista ha sido expuesto en diferentes países, habiendo obtenido múltiples reconocimientos por su obra. Uno de ellos fue el Primer lugar internacional de escultura Toyamura, Japón año 2003. El también escultor Max Leiva, es heredero de una tradición escultórica y su estatuaria tiene un sello muy personal e inconfundible, siendo la figura humana la base de la mayoría de su trabajo. Volcado por completo a su oficio, ha desarrollado una técnica impecable que le ha merecido la oportunidad de tener esculturas monumentales de carácter publico en países como, Costa Rica, Brasil, Grecia, Israel, China y por supuesto, Guatemala, donde cuenta en su haber con dos estatuas, la de Miguel Ángel Asturias y la del Santo Hermano Pedro.

El más joven de los participantes de esta muestra, es Plinio Villagrán, quien gracias a la gran influencia que ejerce en la actualidad el colectivo La Torana, se ha catapultado a los lugares más importantes de todos los certámenes y espacios para el arte en Guatemala. En toda la obra de Villagrán es evidente su interés en el cuerpo, que se convierte en el sujeto predilecto en su expresión.

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