La Cárcel, junio 2006




Obras de Enrique Anleu Díaz, Guillermo Maldonado, Arnoldo Ramírez Amaya, José Francisco Tún. Exhibición del 7 al 30 de junio del 2006

Objetivo
Dar a conocer al público la visión de cuatro artistas guatemaltecos, que por diversas razones han abordado el tema de las cárceles guatemaltecas. La oscuridad que encierran y el papel que han jugado dentro de la historia independiente del país, varía según el equipo gobernante. Las narraciones más espeluznantes vienen, quizás, de los gobiernos de Justo Rufino Barrios y Manuel Estrada Cabrera. Sin embargo, en el presente, los artistas aún desvelan historias de miedo.

Descripción
La muestra consta de 14 obras que sintetizan el sentir de los autores sobre el tema. Anleu Díaz participa con dos tintas sobre papel, con tres xilografías lo hace Guillermo Maldonado “Retrato para prisionero”, “Cárcel de hombres en la Antigua Guatemala”, “Pokareros truqueros” de Amaya se localizan cuatro piezas, tres tintas - “Centinela”, “Monumento al insomnio”, “La visita al prisionero”- y un grabado. Por último están las piezas de Tún, “Meditando” , “Sin esperanza” en acrílico sobre tela, ”Solo mirando”, “Sin titulo” en acrílico sobre madera y “Sin titulo XVIII” realizado en tinta sobre papel.

De los autores
El Attico ha reunido el trabajo de cuatro experimentados creadores: Enrique Anleu Díaz, Guillermo Maldonado, Arnoldo Ramírez Amaya y Francisco Tún. Tres generaciones de autores que, por diversas razones, han estado en estos centros ya como reclusos o por razones de trabajo.

El primero de ellos, Enrique Anleu, se salvó varias veces en los años setenta de ir a la cárcel. Sus registros de lo que pasaba en la época, plasmados en numerosos formatos, le hicieron objeto de persecución. Las autoridades del período, sin embargo, no supieron leer los contenidos de su obra.

No es el caso de Arnoldo Ramírez Amaya quien ha ingresado en distintas ocasiones a la cárcel. Este autor, marginado voluntariamente de los círculos culturales, ha realizado trabajos diversos siempre matizados por su singular mano. La poesía existente en su figuración, cruda si se quiere calificar de algún modo, lo ha convertido en artista de culto. De Francisco Tún, visitante asiduo de las cárceles guatemaltecas, se localizaron varios trabajos en los que el controvertido autor sintetiza sentimientos diversos. La magia de sus propuestas ha trascendido su tiempo.

Guillermo Maldonado, el más joven de los expositores, participa con dos grabados xilográficos en los que recrea su visión de la cárcel de la Antigua. Su composición tan particular se aúna a un colorido personalista que marca todo su trabajo.


Síntesis curricular

Enrique Anleu Díaz (Guatemala, 1940)
Pintor, Compositor y director de Orquesta. Perteneció al Circulo Valenti. Maestro de Arte Especializado en Artes Plásticas. Además se graduó del Conservatorio Nacional de Música como director de Orquesta, violinista y maestro de armonía y composición. Realizó estudios de especialización en dirección orquestal en Europa y Argentina. Durante más de dos décadas dirigió las orquestas de cámara y sinfónica del Conservatorio, en donde también impartió los cursos de dirección orquestal, armonía, contrapunto y composición. Su participación en el extranjero incluye la dirección de orquestas de Centro y Sudamérica. Es autor de obras para grupos de cámara y orquestales, así como de cinco sinfonías, entre ellas “La Atlántida”. En plástica, ha participado en importantes actividades en Chile, España, México, Argentina, Colombia, Estado Unidos, Italia, Francia y Brasil.

Guillermo Maldonado (Guatemala, 1961)
Realizó sus estudios en la Escuela de Arte de la Universidad de San Carlos de Guatemala y estudió diseño textil en Costa Rica. Ha realizado siete exposiciones colectivas, dos personales en la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos y en El Sereno en 1991. Como grabador ha trabajado en el campo de la xilografía. Ganador del glifo de oro en la categoría de Libre Participación en la XV Bienal de Arte Paiz.
Arnoldo Ramírez Amaya (Guatemala, 26 Noviembre 1944)

Su basta trayectoria artística lo llevó a exhibir su trabajo en todo el continente americano y europeo. Desde 1968 en donde participó en el Festival de Arte Contemporáneo de la Universidad de San Carlos, en 1969 la I Bienal de Grabado en Lieja, Bélgica y la Galería DS. En 1971 la XI Bienal de Sao Paulo, Brasil, La II Bienal de Grabado de Medellín. En 1973 participa de la Moralización de la Ciudad Universitaria en Guatemala. En 1974 expone en las ciudades de Bruxelas, Bélgica y París Francia. En 1976 participa de la exposición de Gráfica Latinoamericana en la galería San Diego, Bogotá, Colombia y en la exposición Arte Guatemalteco en el Museo Metropolitano de Miami, EUA.

El caso de Arnoldo Ramírez Amaya y su obra no matérica desveló a uno de los mejores dibujantes del período. En la década de los 70, y parte de la del 80, realizó su más importante obra y desplegó una actividad internacional de relevancia. Además de publicar, siempre en ese momento, varios libros (sin contar sus innumerables aportes en las revistas universitarias): "El Cantar del Tecolote", "El Pájaro Sobreviviente", "Sobre la Libertad del Dictador y sus Perros Fieles", "Palic Chirachic" y "Memorias de un Aprendiz de Asesino."

Su referente básico, una crítica aguda a la sociedad de poder guatemalteca, se expresó agudamente en innumerables retratos cercanos a la caricatura en los cuales el diseño desempeñó un papel de primer orden. Su influencia en las posteriores generaciones de dibujantes no queda clara. Si en los años 60 y 70, principalmente, mantuvo una actividad continua, a partir de finales de la década de los 80 y la siguiente, su labor quedó relegada a la circulación de ciertas piezas raras entre las que destacan principalmente grabados y algunas acuarelas que retoman su temática gráfica de aves y otras zoomorfas.

En el año 2005, el cineasta Luis Urrutia realiza un revelador documental sobre la vida de Arnoldo Ramírez Amaya, titulado “El Pájaro Sobreviviente”, el cual presenta dentro del marco del Festival ICARO. En el mismo resume algunos rasgos característicos del quehacer diario de este autor, a traves de fragmentos de éste, y entrevistas realizadas a múltiples personalidades relacionadas con este enigmático creador.



José Francisco Tún (Guatemala 1948 - 1989).

Tún en los años setenta gozó de fulgurante y breve éxito dentro de un pequeño círculo de entendidos, y cayó en el olvido hasta recientemente. Eran los años cuando Guatemala iniciaba un proceso de industrialización, creando falsas expectativas de bienestar y consumo en una clase media emergente, que contaba con mayor acceso a las fuentes de educación y cultura. Paralelamente. La violencia política se desataba con una guerra civil no declarada. No obstante, se vivió un fugaz y brillante período de apertura y actualización estética hacia el exterior y la plástica guatemalteca se inscribió en los movimientos de vanguardia del momento. Hacia finales de Tos años setenta arreciaron la represión y la crisis económica frenando temporalmente aquella' vitalidad.
Tún constituye un caso peculiar. Un fenómeno de desconcertante hibridez para su momento: por una parte, su origen indígena, el auto didactismo, el desconocimiento de las reglas académicas; por otra, el intuitivo manejo de algunas estrategias comunes con la pintura culta contemporánea, aunque sin proponérselo deliberadamente.
Popular y refinadísimo al mismo tiempo, Tún se revela como verdadero maestro de lo esencial. Su discurso plástico lacónico, de sencillez profunda y difícil de elaborar y de apreciar devela sin retórica el drama cotidiano íntimo y colectivo del hombre guatemalteco urbano y rural. Francisco Tún abstrae las formas y traza un riguroso diseño, olvidándose casi del todo del volumen y la perspectiva. A las diminutas siluetas humanas, que parecen dibujadas por una mano infantil, esparcidas sobriamente por la superficie, solas o en rebaño, les basta un alzamiento de brazos para comunicar inmediatamente júbilo primigenio, desconcierto o dolor. En Elecciones (1974), los hombrecitos suben y bajan como hormigas tres imposibles montañas oscuras cuyas siluetas se recortan sobre un alegre fondo amarillo. La verticalidad de estas figuras encuentra un contrapunto en la horizontalidad de las tres líneas rojas que cruzan la parte superior -tres caminos donde se avizora otro hombrecito en dirección contraria -o en ninguna-. El esfuerzo hiperbólico para llegar a una supuesta mesa electoral evidencia con gran sentido del humor un proceso que seguramente se demostrará igualmente absurdo.
Tún radiografía el paisaje urbano o rural verdaderamente guatemalteco, porque de un manotazo le borra la alegría solar. Su paleta carece de lugares comunes. Algunos toques de color o figuritas de animales aligeran el drama y revelan graciosamente o con ironía el gran secreto de Tún: la lacerante ternura. Colorista triste, folklorista sin anécdota, abstraccionista sin saberlo, Tún desafió lo obvio. Serían desacertadas e injustas las comparaciones, porque Tún es simplemente Tún.

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