Los primeros vestigios de la vida inteligente surgieron en la indómita África. Con ellos las huellas de una cultura incipiente también brotaron allí. De ser unos homínidos más parecidos a los monos, los humanos comenzaron su asenso evolutivo,de modo paulatino, para encontrarse creando elementos singulares de los que partirían los del resto de la humanidad.
Con el entendimiento del cuerpo y el surgimiento de conceptos como belleza se crearon atavíos para embellecerlo y entre ellos textiles y objetos suntuarios. Mismos que después de aquel impulso primigenio parecieron asentarse en algunas comunidades de esencia primitiva para quedarse afincadas desde aquel lejano principio hasta el presente prácticamente sin ningún cambio.
La muestra que hoy se presenta en El Attico proviene de una vasta colección particular. Los tejidos poseen patrones que han inspirado por años a artistas occidentales y principalmente a lo largo del siglo XX. En ellos pesan los diseños geométricos que en sociedades como la guatemalteca corresponden a los que aparecen en las alfombras procesionales, telas de ascendiente maya-hispánico y patrones modernistas como los propuestos por Daniel Schafer o Margot Fanjúl.
Los otros objetos y sus materiales, corresponden a la necesidad humana de dejar huella estética de su existencia valiéndose de los materiales orgánicos a su alcance. Desde esta perspectiva la galería rompe sus patrones expositivos para acercar a su público a una versión artística lejana de las pinturas o esculturas per sé. Sin embrago no dejan de ser creaciones bi y tridimensionales y, dependiendo de su destino, toman el carácter de verdaderas preciosidades.
La colección estará exhibida al público del 8 al 38 de noviembre de 2012.
Guillermo Monsanto
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