Las
pinturas de Ricardo Sabán exploran desde la perspectiva del surrealismo. Este autor emergente fue elegido para el
salón del coleccionista de la galería El Attico debido a los atributos formales
que refleja su pintura. En este caso las
formas y el color se funden creando ambientes fantásticos en los que la armonía
juega un papel de primer orden tanto en la composición del color como en los
elementos retratados. En ese balance
perfecto de contrastes y objetos deformados con gracia y estilo inconfundibles,
se manifiesta mucho de la cultura urbana a la que el autor pertenece.
De
esta última idea surgen precisamente sus referencias inmediatas. El sincretismo ambivalente entre de lo laico
y lo religioso, su universo creativo y su propio entorno le van dando
referentes que fusiona sin mayores problemas y a los cuales le otorga ritmos y
características específicas que ya le definen como artista sólido. También hay que anotar que generacionalmente
es a la camada a la que él pertenece a la que le ha tocado demostrar con hechos
el conocimiento de las herramientas que definen a un creador como pintor y no
como artista visual: lápices de colores, pinceles, pigmentos, lienzos, papel,
etc. Aspecto que le da una relevancia
respecto al resto de autores que dependen de otros para ejecutar sus ideas.
De
lo dicho que su repertorio luzca original y contundente. La colección de Sabán que cohabitará con las
esculturas de Madriz posee un encanto único en cuanto a que parecen ventanas
desde las que el espectador espía universos suspendidos en una atmósfera etérea
y muy creativa que vale la pena apreciar.
La muestra de María Isabel Madriz estará abierta al público a partir del
4 de julio y la de Ricardo Sabán desde el sábado 7, ambas en los horarios de
atención normales de la galería.
Guillermo
Monsanto
Centro
de documentación
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