LUDIN LOPEZ MERRÓN:
VIAJE AL EXPACIO INTERIOR
Artista introspectivo y riguroso, Ludin Lòpez pone en duda la teoría de la conciencia como espejo y el arte como reflejo; en todo caso, pareciera decirnos, la relación que existe entre la conciencia y el arte - que es un asunto de esencias - no es la misma que existe entre el espejo y el reflejo - que es un juego de apariencias en el que la seriedad del trabajo artístico deviene en gratuita ostentación de habilidades técnicas o de fantasías imaginativas. Es màs, en su obra arte y conciencia se identifican y sus cuadros son propiamente un acto de conciencia, un acto artístico de conciencia.
POR JUAN JUAREZ
En una época en que los medios de información ponen el mundo a la distancia de una computadora y a una edad en la que lo normal es dejarse deslumbrar por las modas artísticas que se derivan de la tecnología del momento, Ludin López (Guatemala 1983) decidió completar por su cuenta la formación académica que recibió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas con una amplia cultura humanística y, a partir de allí, pensando por si mismo, extraer su obra de su propia interioridad, esa que se ha venido formando como sedimento de su existencia como ser humano y como artista en este preciso lugar llamado Ciudad de Guatemala, con los atenuantes y agravantes propios de la historia política y social y tradición artística y de las circunstancias de su actualidad y su contexto globalizado.
Eso explica no solo la orientación introspectiva que en general guía su trabajo sino también el carácter de visión que tienen sus imágenes inquietantes y torturadas, y que se originan tanto en el penoso proceso interno de su creación en solitario como en las circunstancia externas y objetivas que sofocan su sensibilidad de ser humano y su expresión de artista joven. Y explica, además, la autenticidad de sus hallazgos expresivos y su encuentro, muy en el fondo de si mismo, con la tradición crítica, por llamarla de alguna manera, del arte local, que en su desarrollo histórico, desde la época de los paisajistas, no ha cesado de incorporar nuevos territorios de la realidad a la conciencia de los guatemaltecos.
Si para acercarnos a la obra de Ludin López mantenemos la metáfora de un viaje al espacio interior, tiene sentido que del lado del proceso interno de creación en solitario lo primero que encuentre sean sus propios demonios en el espacio alucinado – lucido – de una visión o una pesadilla. En este punto el oficio académico funciona como método para identificar, definir, y, en parte, controlar a esos demonios, y elaborar con el lenguaje simbólico que los describe, una composición artística que en ese mismo momento deja de ser compulsiva e irracional para convertirse no una liberación de lo inconsciente, como pretendían los surrealistas, sino propiamente en la introspección metódica, rigurosa y atrevida que descubre las “impurezas” en la conciencia artística de nuestro tiempo, en el análisis del espejo ironico (para seguir con l,a otra metáfora) que en vez de reflejar fielmente lo externo, proyecta imágenes que provienen del espesor existencial de un artista desencantado. Así también, el denso simbolismo de su lenguaje plástico no se presta para trasnochadas interpretaciones psicoanalíticas pues lo que expresan no es un patología individual sino mas bien la sana y punzante ironía del que descubre el doble o triple fondo de las verdades artísticas que rigen en la comunidad artística. Obviamente no se trata de la proyección autobiográfica del desencanto del artista. Otra vez el aspecto técnico bien dominado y la preocupación por la elaboración de una composición significativa hace que el trabajo de Ludin López no se quede al nivel de un simple desahogo emotivo sino que adquiere la dignidad y el sentido objetivo de “obra”. Y en este punto el desencanto del artista puesto en obra conduce a la pregunta de fondo - la fundamental -, la que no solo inquieta sino que verdaderamente angustia en lo mas profundo de la conciencia a todo artista que quiere ser consecuente con su tiempo y su gente ¿Cuál es el lugar y el papel del artista en una sociedad como la nuestra?.
Como cualquier espectador puede deducir, realizada desde un espacio interior que las presiones externas ha vuelto sofocante, la obra de Ludin López es un esfuerzo por restablecer un dialogo entre la realidad y la conciencia, entre el arte y la realidad.
Diario La Hora, 28 de mayo de 2011.
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