Obra Reciente, Alfredo & Francisco García


“Obra Reciente” Muestra del trabajo de los artistas quezaltecos Alfredo y Francisco García. Exhibición del 21 de octubre al 7 de noviembre 2009. Abierto en horarios normales de la galería: lunes a viernes de 9 a 13 y de 15 a 19 horas / sábados de 9 a 13 horas.

Sobre los artistas y su obra
Padre e hijo se unen para compartir el escenario que ha sido su casa desde hace muchos años: la Galería El Attico. El caso de estos dos pintores es muy particular. Primero porque provienen de una región mágica y diversa en sí misma. Segundo, porque ambos han encontrado un plano metafórico para interpretar esa dimensión terrena utilizando perspectivas surrealistas. Tercero, porque ninguno de los dos nutre su iconografía de manidos elementos folcloristas tan usuales en artistas que trabajan lo regional.

Alfredo García ha desarrollado, a lo largo de las últimas cuatro décadas, un paisaje que evolucionó desde los cánones de escuelas académicas a los terrenos de un paisajismo paradójico. En los años setenta y parte de los ochenta, visualizó esquemas que fueron alejándose paulatinamente de la expresión tradicional del país. Ya en color o bien temáticamente, su pintura consiguió materializar la esencia de panorámicas ideales extraídas de la propia realidad. Proceso que se convirtió en síntesis cerca del final de siglo y que en el presente son ya una versión preciosista que recoge lo mejor de su repertorio personal.

La pintura de Alfredo García muestra hoy una madurez incuestionable. El oficio le llevó de la mano a no cejar en una línea que muchos autores abandonaron en pos de nuevas tendencias. En cambio, como que si de un reto se tratara, se sumergió en el campo del color el cual matizó para llevarlo a mínimas sugerencias en las que el contraste tonal se llega a definir por una sutilidad extrema. A ello se suma la composición armónica que es la otra particularidad que le caracteriza.

La desproporción de los planos es una propiedad acentuada que habita en su trabajo de todos los tiempos. En el presente es vital dentro de su producción ya que los nuevos elementos que conjuga con sus vistas, aportan nuevos efectos surrealistas a su imaginario. De este modo logra vistas mágicas que funden planos, tras planos, engañando con sutilezas el orden visual del conjunto.

Francisco José García logró desprenderse de la influencia de su padre sin olvidarse de los componentes formales de la obra. Vibrante, su color se aferra al soporte. Los colores, que se lucen crudos, hacen referencia al añil que tiñe las telas populares, pero se desprende de lo folclórico debido a los contenidos de sus figuraciones. Este autor no sólo posee una clara conciencia de su entorno –topografías extrañas, ríos revueltos, naturaleza viva-… lo lleva a un plano más sublime al no retratarlo tal cual. Es, desde la propuesta de un nuevo mapa, que el más joven de los García propone.
Hacía tiempo que un artista no exaltaba el papel del modo que este autor lo hace. Sus pliegos toman otro valor y vigor al recibir los cálidos colores de su pincel. Ya un volcán, o un ave exótica en vuelo y hasta un elemento utilitario, se convierten en objetos preciosos después de su abstracción de la realidad.

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