El
trabajo de Patricia Betancourt se basa en la recreaciónde paisajes particulares,
mágicos y lumínicos. Su labor se basa en
la interpretación de formas -brindadas por el panorama rural- a partir de un
particular modo de abstracción de lo real hacia un plano metafórico. Con ella el entorno pierde el misticismo de
las reglas académicas para encontrar un nuevo orden que replica algunas de las
leyes de la composición espacial, sí, pero sin ajustarse totalmente a las leyes
del color y su lógica aplicación.
El
lienzo, hoy un medio alternativo de expresión, posee un encanto que otros
medios visuales más contemporáneos no han podido robarle. Se trata de la forma en la que dialoga con el
observador. Una pintura puede proponer con
el solo hecho de cambiar de ambiente y éste es el caso del trabajo de
Betancourt.
El
Attico, por lo tanto, se complace en presentar la obra de una autora
acuciosa. Las panorámicas que presenta
en esta ocasión son una verdadera remembranza evocadora y sugestiva en la que
el color es la clave para su lectura.
Guillermo Monsanto
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