Priscilla Bianchi es una artista
guatemalteca que colecciona y combina los textiles tradicionales mayas en la
particular técnica del art quilting. La originalidad de su
arte estriba en la unión de dos tradiciones textiles: los tejidos mayas
trabajados a la manera del quilting americano, que
consiste en unir fragmentos de tela para formar diseños.
Priscilla
es una persona acogedora, directa, con enorme capacidad de expresión verbal y
escrita, pero además es alguien que sabe ver, su pensamiento es visual y
particularmente vertido hacia las telas y las texturas. Es una especie de volcán que lanza diseños,
dibujos y melodías de colores. Su taller
–y su casa entera- es una especie de archivo cromático donde el colorido salta
de los muebles, los cuadros y los armarios que encierran torres de recortes de
tela.
A
la fecha ha confeccionado más de 150 art quilts y ha tenido más de
25 exposiciones individuales en
Guatemala, Estados Unidos, Canadá, Australia, Francia, Holanda y
Sudáfrica.
Su
inspiración se encuentra en el colorido de Guatemala donde recoge esa mezcla
impredecible de colores que nacen por todas partes en forma espontánea como un
arcoíris rebelde que se ha olvidado del orden.
Los
diseños y las insólitas combinaciones que Priscilla logra con los trozos de
tela que recolecta, almacena y reorganiza adquieren una energía mágica y nueva. Su imaginación no tiene fronteras y logra
fusiones que resaltan las cualidades de cada retazo escogido. Sus manos saben de las formas y de las
texturas y su creatividad se asienta en un amplio conocimiento de la historia
de los textiles y de las indumentarias de todo el mundo. Por eso, estamos delante de una artista que
pinta, esculpe, diseña, construye y compone con las telas mismas.
Esta última colección está concebida con
la confianza de quien ya tiene experiencia y esa misma experiencia esta vez le
ha permitido “romper sus propios esquemas”.
En esta oportunidad, la artista ha resistido la tentación de encuadrar y
enderezar. Ha dejado que las piezas
sigan con libertad la caída de las telas como ocurre en los kimonos y en los
huipiles. Ha explorado los altos y bajos
contrastes cromáticos; ha indagado en una pluralidad de matices del rojo. Se ha permitido seguir líneas torcidas,
evadir el cuadrado perfecto y dejar fluir bordes irregulares. Esta serie muestra la libertad de lo
imperfecto y fluido de la forma original de los retazos. Ha incursionado en el valor visual de las
letras y de las composiciones en espejo que generan espacios inesperados. Ha dejado que las telas sean las
protagonistas en una coreografía de colores y formas cuyo director desaparece
para dejar que sólo ellas se luzcan.
s. herrera u.
agosto, 2014
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